Buscando por la red una foto de la portada del libro, me he encontrado con la opinión de un lector que me ha hecho mucha gracia. La web es www.papelenblanco.com y el que firma la opinión un tal SuperSantiEgo.
“Tengo la misma opinión que de películas como Drácula 3000: si se hubiesen decidido a hacer una comedia en vez de tomárselo en serio, sería una obra maesta. Al malo no puedo dejar de imaginármelo interpretado por Pocholo: "Yo traeré... ¡la Osssscuridaaaaad!", y al resto de los personajes hablando como Fernando Fernán Gómez en Viaje a ninguna parte: "Cuidado... señoriiiitooo... este es un misterio misterioso muy grandeeeeee..."
Está escrito con más párrafos que las novelitas de Marcial Lafuente Estefanía, que literariamente le da más de mil vueltas pero de largo, y tiene párrafos tan vergonzosos que sólo le falta añadir efectos de sonido ominoso al final de los chorrocientos minicapítulos: "Chan-chan-¡chán!"
Si lo mira uno así, hasta se divierte.”
Jeje, he de reconocer que me he reído mucho, y he dejado volar mi imaginación. ¿Os imagináis que al finalizar cada mini-capítulo de Dan Brown realmente saliera una música de “misterio”? Mmmmmmm… Creo que ganaría mucho. Al grano. Me parece una crítica soberbia, sobre todo porque coincido con él.
También es cierto que creo que los libros de Dan Brown están bien para distraerse en épocas de verano, o cuando necesitas una lectura ligerita entre libros. Cada cosa tiene su publico, y a veces cada libro tiene su momento. Es verdad que me parecieron bastante entretenidos y he de admitir que de vez en cuando me apetece leer un libro de este tipo.
Pero por lo que no paso es por el final de este libro, tannnnnnnn facilón, precipitado y previsible que han hecho desmerecer todo el tiempo de lectura invertido en “El símbolo perdido”. Señor Marrón (y no me dirijo al Reservoir Dog precisamente), apreciaría mucho que pidiera consejo si no sabe acabar su próxima novela. Estoy segura que recibirá un montón de propuestas más válidas que las que se le puedan ocurrir a usted. Al menos, más originales.
Total, que pse.
Os paso el primer parrafillo para no perder la costumbre… ☺
El ascensor Otis que sube por el pilar sur de la Torre Eiffel va repleto de turistas. Dentro de la atestada cabina, un austero hombre de negocios vestido con un traje perfectamente planchado baja la mirada hacia el chico que tiene al lado.
– Se te ve pálido, hijo. Deberías haberte quedado en la planta baja.
– Estoy bien... – contesta el chico, esforzándose por controlar su ansiedad –. Me bajaré en el siguiente piso.
«No puedo respirar.»
– Estoy bien... – contesta el chico, esforzándose por controlar su ansiedad –. Me bajaré en el siguiente piso.
«No puedo respirar.»
El hombre se inclina sobre el chico.
– Creía que a estas alturas ya lo habrías superado – y le acaricia afectuosamente la mejilla.
El chico se siente avergonzado por haber decepcionado a su padre, pero apenas puede oír nada por culpa del pitido en los oídos.
«No puedo respirar. ¡He de salir de esta caja!»
«No puedo respirar. ¡He de salir de esta caja!»
El operador hace algún comentario reconfortante sobre los pistones articulados y el hierro pudelado del ascensor. A lo lejos, las calles de París se extienden en todas direcciones.
«Ya casi hemos llegado – se dice el chico mientras estira el cuello y levanta la mirada hacia la plataforma de salida –. Aguanta un poco más.»
A medida que el ascensor se va acercando al observatorio superior, el hueco empieza a estrecharse y sus enormes puntales a contraerse, formando un estrecho túnel vertical.
– Papá, no creo...
De repente resuena un estallido en staccato. La cabina da una sacudida y se balancea hacia un lado de un modo extraño. Los deshilachados cables comienzan a restallar sobre la cabina, golpeándola como si de serpientes se tratara. El muchacho se coge de la mano de su padre.
– ¡Papá!
Ambos se quedan mirando mutuamente durante un aterrador segundo. Y de repente el suelo del ascensor desaparece bajo sus pies.
1 comentario:
http://www.elhojeador.com/2010/05/03/el-simbolo-perdido-dan-brown/:
"El símbolo perdido, del famoso Dan Brown, es la nueva novela de Historia-Ficción escrita por el autor que popularizó el género y provocó la proliferación de mil y un libros de temática similar por todo el mundo, que estuvieron en la cúspide hasta que los vampiros llegaron para quitarle el trono de “género de moda”. He aquí un nuevo best-seller, una novela que ya era una superventas antes de ver la luz. El motivo viene porque los hinchados números de ventas de Ángeles y Demonios y El Código DaVinci crearon una expectación lógica ante la nueva obra del autor norteamericano. Pero pasemos a descuartizar el libro, que de eso trata este blog.
Una cosa no podéis dudar: este libro es de Dan Brown. Sin ninguna duda que lo es. Digo esto porque tengo una curiosa teoría sobre este autor, algo que ya he dicho en otras críticas. La teoría consiste en que Robert Langdon, el protagonista, no es el único personaje que repite aparición en las famosas novelas de Brown. Hay personajes calcados en los tres libros más famosos de este autor. La chica es siempre la misma. El vejete también. Lo mismo pasa con el malo grotesco, fanático y psicópata. Mientras comenzaba a leer este libro me di cuenta de que ya conocía a ciertos personajes porque era ya la tercera vez que los leía. ¿Falta de imaginación? No sé, pero no deja de ser cuanto menos curioso. Lo que queda claro es que efectivamente este libro es de Dan Brown.
En mi crítica de Ángeles y Demonios me dediqué a comparar aquel libro con El código DaVinci porque consideré que la gran semejanza entre ambos se prestaba a ello. Lo mismo digo para éste: por eso, al compararlos, puedo decir que El símbolo perdido es el peor libro de los tres. Creo que los que disfrutaron con los dos libros anteriores puedan no hacerlo con éste, sobretodo porque los temas que toca el autor en este libro son de todo menos creíbles. Precisamente creo que ahí radica lo más curioso de los libros de Dan Brown: que, en cierto modo, el autor intenta hacer veraces los desvaríos históricos que cuenta. En el libro que nos ocupa, las “teorías” que se manejan son demasiado peregrinas, dignas de un Íker Giménez hasta las orejas de LSD. Perdónenme los creyentes en la ciencia noética o en los secretos masónicos, pero me parece que si Brown ya se columpiaba bastante en anteriores novelas, con ésta se ha montado un tablao flamenco que no se sostiene por ningún lado.
Lo sé, es como acusar a Belén Esteban de verdulera o a Fernando Alonso de competitivo. Dan Brown tiene que hacer libros como éste, ficciones conspiranoicas que se sujetan con pinzas. Pero en este caso bajo mi punto de vista, el tito Brown se ha pasado bastante. Sobretodo porque además la novela carece de todo lo bueno que las anteriores podían tener, como un ritmo muy cinematográfico bien calculado o una trama bien pensada y elaborada. El símbolo perdido no tiene nada de eso y por ello es un libro inferior a los anteriores.
Qué te ofrece este libro: más de lo mismo, pero peor. Una pena de libro de un autor que tendría que habérselo trabajado más. Eso sí, el libro es entretenido, que nadie diga lo contrario. Absténganse de leerlo los amantes de la Historia real y de los hechos creíbles."
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