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Antes fue la mujer de rojo...
...y ahora,
La mujer de verde.
Corren buenos tiempos para la literatura nórdica de suspense. El sueco Stieg Larsson es el autor de moda y su trilogía Millenium ocupa los primeros puestos de ventas. También Henning Mankell alcanza cifras millonarias. Y probablemente el islandés Arnaldur Indridason sea el tercer nombre de este triunvirato de excelentes autores llamados “del hielo”. Pero es que tengo que reconocer que la lectura de La mujer de verde me ha cautivado.
La mujer de verde, una de las novelas negras más premiadas y elogiadas de los últimos cinco años en Europa y Estados Unidos, cuenta el esclarecimiento de un asesinato cometido hace más de 50 años. Reykiavik se está expandiendo y en una de las excavaciones unos niños encuentran una costilla humana. El caso llega a manos del inspector Erlendur, y la resolución parece un tanto compleja, ya que el tiempo ha borrado cualquier indicio.
Los escenarios en que se mueve Erlendur se entremezclan con su ánimo porque, según el propio autor, “hay una clara relación entre el paisaje y el alma de los personajes”.
La resolución de un enigma, por lo general un asesinato, es el motor de toda novela negra. Pero es que además, en el caso de Indridason, incluso llegamos a olvidarnos del asunto argumental gracias a su riqueza narrativa y el cuidado con que describe cualquier detalle, el interés que te despierta en las subtramas más allá de la trama principal y, sobre todo, la caracterización de Erlendur, un genuino anti-héroe.
Como veréis, es una lectura altamente recomendable. Aunque eso sí, cuidado porque puede herir sensibilidades (y no quiero desvelar nada más). Como siempre, he aquí el primer párrafo del libro:
Vio que se trataba de un hueso humano en cuanto se lo quitó a la niña, que estaba sentada en el suelo jugueteando con él.
1 comentario:
El comentario que te he dejado en Cumbres borrascosas pertenece a este post Perdón, y no sé porqué no me deja eliminarlo.
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