miércoles, 28 de julio de 2010

Este símbolo mejor que se quede perdido


Buscando por la red una foto de la portada del libro, me he encontrado con la opinión de un lector que me ha hecho mucha gracia. La web es www.papelenblanco.com y el que firma la opinión un tal SuperSantiEgo.

“Tengo la misma opinión que de películas como Drácula 3000: si se hubiesen decidido a hacer una comedia en vez de tomárselo en serio, sería una obra maesta. Al malo no puedo dejar de imaginármelo interpretado por Pocholo: "Yo traeré... ¡la Osssscuridaaaaad!", y al resto de los personajes hablando como Fernando Fernán Gómez en Viaje a ninguna parte: "Cuidado... señoriiiitooo... este es un misterio misterioso muy grandeeeeee..."

Está escrito con más párrafos que las novelitas de Marcial Lafuente Estefanía, que literariamente le da más de mil vueltas pero de largo, y tiene párrafos tan vergonzosos que sólo le falta añadir efectos de sonido ominoso al final de los chorrocientos minicapítulos: "Chan-chan-¡chán!"


Si lo mira uno así, hasta se divierte.”


Jeje, he de reconocer que me he reído mucho, y he dejado volar mi imaginación. ¿Os imagináis que al finalizar cada mini-capítulo de Dan Brown realmente saliera una música de “misterio”? Mmmmmmm… Creo que ganaría mucho. Al grano. Me parece una crítica soberbia, sobre todo porque coincido con él.

También es cierto que creo que los libros de Dan Brown están bien para distraerse en épocas de verano, o cuando necesitas una lectura ligerita entre libros. Cada cosa tiene su publico, y a veces cada libro tiene su momento. Es verdad que me parecieron bastante entretenidos y he de admitir que de vez en cuando me apetece leer un libro de este tipo.

Pero por lo que no paso es por el final de este libro, tannnnnnnn facilón, precipitado y previsible que han hecho desmerecer todo el tiempo de lectura invertido en “El símbolo perdido”. Señor Marrón (y no me dirijo al Reservoir Dog precisamente), apreciaría mucho que pidiera consejo si no sabe acabar su próxima novela. Estoy segura que recibirá un montón de propuestas más válidas que las que se le puedan ocurrir a usted. Al menos, más originales.

Total, que pse.

Os paso el primer parrafillo para no perder la costumbre… ☺

El ascensor Otis que sube por el pilar sur de la Torre Eiffel va repleto de turistas. Dentro de la atestada cabina, un austero hombre de negocios vestido con un traje perfectamente planchado baja la mirada hacia el chico que tiene al lado.

– Se te ve pálido, hijo. Deberías haberte quedado en la planta baja.
– Estoy bien... – contesta el chico, esforzándose por controlar su ansiedad –. Me bajaré en el siguiente piso.

«No puedo respirar.»

El hombre se inclina sobre el chico.

– Creía que a estas alturas ya lo habrías superado – y le acaricia afectuosamente la mejilla.

El chico se siente avergonzado por haber decepcionado a su padre, pero apenas puede oír nada por culpa del pitido en los oídos.

«No puedo respirar. ¡He de salir de esta caja!»

El operador hace algún comentario reconfortante sobre los pistones articulados y el hierro pudelado del ascensor. A lo lejos, las calles de París se extienden en todas direcciones.

«Ya casi hemos llegado – se dice el chico mientras estira el cuello y levanta la mirada hacia la plataforma de salida –. Aguanta un poco más.»

A medida que el ascensor se va acercando al observatorio superior, el hueco empieza a estrecharse y sus enormes puntales a contraerse, formando un estrecho túnel vertical.

– Papá, no creo...

De repente resuena un estallido en staccato. La cabina da una sacudida y se balancea hacia un lado de un modo extraño. Los deshilachados cables comienzan a restallar sobre la cabina, golpeándola como si de serpientes se tratara. El muchacho se coge de la mano de su padre.

– ¡Papá!

Ambos se quedan mirando mutuamente durante un aterrador segundo. Y de repente el suelo del ascensor desaparece bajo sus pies.

lunes, 26 de julio de 2010

El juego de Ender


He leído pocos libros de ciencia ficción, alguna novela de Ray Bradbury y poco más, y a pesar de que “Farenheit 451” me encantó, creo que no me fascinó lo suficiente como para prestarle más atención al género. Hace poco leí una crítica de "El juego de Ender" en un blog, y después de que en la FNAC me dijeran que sólo les quedaba un volumen, decidí que sería una de mis próximas lecturas…

Y en una sola palabra puedo decir que es un libro fascinante, de ésos que se devoran, que se acaban demasiado pronto; libros de los que antes de llegar a la última página ya te has comprado el resto de la saga.

Creo que hay un antes y un después de "El juego de Ender", algo te impulsa a descubrir más sobre la ciencia ficción, y me atrevería a recomendárselo a más gente, aunque no se consideren amantes de la ciencia ficción.

Es uno de los libros que parece engañosamente simple, en el sentido de que se lee sin ninguna dificultad y el estilo es muy sencillo, pero realmente oculta una compleja historia, de lucha tanto física como psicológica, marcada por el temor y la rivalidad.

Escrita en el año 1985 por Orson Scott Card, fue galardonada con dos de los premios más famosos dedicados a la ciencia ficción: el Premio Nébula a la mejor novela y el Premio Hugo.

La trama se desarrolla en el año 2070 y los humanos están en guerra con una raza alienígena conocida como “insectores”. El protagonista es Ender Wiggin, un niño prodigio estadounidense reclutado por la Flota Internacional para ser entrenado y convertirse en un líder en la lucha contra los insectores. Y poco más os explicaré. ☺

Aquí tenéis el primer párrafo para ir abriendo boca:

—He mirado con sus ojos, he escuchado con sus oídos, y te digo que es el indicado: o por lo menos, lo más adecuado que vamos a encontrar.

—Eso es lo que se dijo del hermano,

—El hermano resultó imposible. Por otras razones. Independientemente de su capacidad.

—Lo mismo pasó con la hermana. Y hay dudas sobre él. Es demasiado maleable. Demasiado dispuesto a sumergirse en la voluntad de otro.

—No si el otro es su enemigo.

—¿Qué hacemos entonces? ¿Rodearle continuamente de enemigos?

—Si es preciso, sí.

—Creía que habías dicho que te gustaba ese chico.

—Si los insectores le cogen, harán que parezca que soy su tío favorito.

—De acuerdo. Al fin y al cabo, se trata de salvar al mundo. Siga con él.